sábado, 9 de junio de 2012

Oscuridad


Llegó la hora que más le temes….la hora de dormir…

Mamá te arropa en la cama, te da un beso en la frente, apaga la luz y se va.
Ahí comienza tu calvario…como acto reflejo te tapas la cara con la sábanas, tu corazón comienza a palpitar más fuerte y tu respiración se acelera al esperar.

Sientes su presencia…no lo ves…nunca lo has visto, pero lo sientes…sientes como se mueve por tu cuarto, su respirar lento y pausado, sus pasos pesados y firmes rodeando tu cama. Sientes que se detiene, te la idea de que su mirada es de rayos X y sin importar las sábanas, él te ve como si nada te cubriera, sientes como todo se vuelve frío y el aire se torna más pesado.

 Te tragas tu miedo y sacas la cara de entremedio de las cubiertas…miras y como siempre no hay nadie…sólo la luz de la luna filtrándose por la ventana.

Sientes como si un peso se posara sobre tu cama…tu respiración se acelera aún más…te quedas quieta…tus bellos se erizan y tus músculos se tensan…sientes que te respiran en la nuca y como una mano se posa en uno de tu hombros.

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    Te voy atrapar


Al escuchar ese murmullo desde las tinieblas no aguantas, sales corriendo dónde tu madre llorando.
Como siempre ella te recibe con los brazos abiertos, te abraza y te da besos en la nuca hasta que dejas de llorar.
Te lleva nuevamente a tu cuarto, pero esta vez ella se queda contigo hasta que te duermes. Entre sueños le pides que no apague la luz…ella al ser tu madre solo te da un beso en la frente y deja la lámpara de noche encendida.

Pasan las horas y la pequeña luz de la lámpara te da poder…te da el poder de descansar, por qué crees que él le teme a luz…le teme a esa cosa brillante que sale de una bombilla, no dejará que se acerque a ti.

Pero llega tu padre, es tarde y no los sientes, pero él va a tu cuarto al ver la pequeña luz encendida, te ve dormida, la apaga y se va.

La temperatura de tu cuarto baja inesperadamente…el frío te hace temblar entre sueños, te remueves incómoda. De apoco te vas despertando, sientes una risa siniestra frente  a ti, eso te asusta y hace que te sientes bruscamente en tu cama…no te atreves a abrir los ojos, estás segura que esta vez lo verás.

De pronto la risa se ve cortada bruscamente…sientes una batalla a solo unos metros de ti.
Abres los ojos y los ves…los seres más altos que has visto en tu vida…vestidos de manera extraña…no lo ves muy bien…pero te quitan el aliento.

Eran tres…cuatro tal vez, un hombre, una mujer y una niña. Hay otro tras ellos, más grande aún, pero tiene su rostro cubierto, no logras identificar quien es. La niña de no más de 9 años te mira desde los pies de tu cama…te mira de manera extraña, con un dejo de nostalgia y amargura…levanta uno de sus brazos hacia ti y ves que pronuncia un “ahora lo sé”. No lo escuchas…lo sientes…sientes que después de de esas palabras mudas una bomba de frío entra en tu sistema…no tienes idea de que te está hablando, pero la entiendes, le dices un “ya era hora” le sonríes y tratas de ir hacia ella pero algo te lo impide, algo te sostiene de tu brazo izquierdo fuertemente, tanto, que te hace gritar.

Escuchas unos pasos fuera de tu habitación, sientes que abren tu puerta bruscamente y encienden la luz, automáticamente la presión en tu brazo se va.

Ves a tu madre con cara de preocupación, te ves sentada en tu cama tiritando fuertemente, tu madre se acerca y te abraza fuerte, a pesar de que su barriga se interpone entre ustedes. Ves a tu padre en la puerta de tu cuarto, con cara entre preocupado y enojado.

Ella te arropa y te pone otra frazada, ya que tu habitación está muy helada, le dices que se quede, que no apague la luz, pero tu padre con el rostro serio dice que no, que es hora de crezcas.

Tu madre lo toma por el brazo y lo lleva a la sala, los escuchas discutir. “solo tiene 5 años”…”ya es una niña grande”... pero lo que más le llamó la atención fue un “no sabes a los fantasmas que se enfrenta” de su madre, que deja a tu padre con la palabra en la boca y se va tu cuarto con una sonrisa de victoria y su almohada en la mano.

Se acuesta contigo y te abraza, te dice que mientras ella pueda evitarlo nadie te tocará y te hace cariño en tu cabello para que puedas descansar.

Ella se duerme antes que tú, como haciendo una travesura bajas una de tus manitas a su barriga y susurras “yo te cuido, yo te protejo” sientes una pequeña patada bajo tu mano, como que te quisiera decir un “yo lo sé”

Vuelves abrazar a tu madre, respiras su aroma y por fin, después de muchas noches…logras dormir.

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