viernes, 8 de noviembre de 2013

Club Hipico

Fue hace mucho tiempo, tenia mas de 4, pero menos que 5, pero creo que es el recuerdo más nítido que tengo de ti y el mas bello que conservo.

Habíamos ido al Club hípico, no recuerdo muy bien, pero creo que mi papá trabaja ahí, había una fiesta y me acompañaste junto a mis padres y a mis abuelos.

Los caballos corrían, se veían como seres mitológicos que danzaban en el aire de manera veloz, pasaron rápido como un rayo, sin poder verlos realmente, solo escuchando su sonido de galope y los gritos de la gente detrás.

yo me enojé...no logre verlos de cerca.... quería tocarlos, sentir su respiración en mi mano y acariciar su lomo para saber si su pelaje realmente era tan suave como parece.

Tu miraste de manera divertida, me dijiste que no me pusiera así, que me ibas a dar un regalo.
Estiraste tu mano y yo sin siquiera pensarlo me aferre de ella colocándome de puntillas y partimos.
Me llevaste a las caballerizas... ahí había un conocido tuyo que nos dejó entrar a los establos para que pudiera ver las casas de los caballos por dentro.

Me contaste que antes, hace mucho tiempo vivías en el campo, pero con esfuerzo aprendiste a contar y a leer, finalmente te convertiste en enfermero de los caballos y te preocupabas de cambiarles los zapatos para que estuvieran cómodos y no le dolieran los pies después de trabajar, o de correr, por que habían caballos que trabajan de carabineros y caballos que trabajan corriendo ahí y algunos en el campo.

Aún recuerdo la emoción de haber estado ahí contigo, que me enseñaras a tocarlos sin molestarlos y poder comprobar que son tan suaves como parecen.

Pero lo que mas me gusto de esa visita fue el regalo que me diste....un momento de ti, tus enseñanzas, que uno con esfuerzo puede llegar a hacer muchas cosas y el recuerdo mas vello que poseo.

TATABIS...te extraño y te amo hacia el infinito y mas allá!


No hay comentarios:

Publicar un comentario